El poder de una marca radica en su capacidad de influir en las percepciones y sensaciones, en las actitudes y en los comportamientos de las personas. En un contexto de bombardeo mediático y publicitario constante, es fundamental que las empresas destinen recursos para diferenciarse y posicionarse de sus competidores, para lo cual deben generar estrategias específicas para conectar, atraer y fidelizar a sus públicos.
Uno de los momentos fundamentales en el desarrollo de una estrategia de marca es el exhaustivo proceso de investigación interno y externo: mercados, competidores, tendencias, etc, para desde allí generar una base sólida institucional.
1- La identidad - ¿Quiénes somos, nuestra personalidad, tono y estilo?
2- El propósito - ¿Cuál es nuestra razón de existir, nuestra visión y misión?
3- Competencias y habilidades - ¿Qué es lo que sabemos hacer?
4- Competidores - ¿Qué es lo que nos distingue?
5- Relevancia - ¿Qué ofrecemos de acuerdo a las necesidades, motivaciones y expectativas de nuestros clientes?
6- Legitimidad - ¿Quién o qué nos brinda reconocimiento?
Tener todos estos elementos minuciosamente definidos y sistematizados permitirá orientar de manera eficiente y coherente todas las acciones, decisiones y comunicaciones de la marca a medio plazo.
+ Proponer soluciones óptimas y únicas a las necesidades de sus clientes.
+ Estar alineada y transmitir de manera clara y contundente la estrategia corporativa y de marketing de la empresa.
+ Dar coherencia a todos los puntos de la comunicación tanto interna como externa.
+ Dar respuesta a las necesidades y deseos de los usuarios y consumidores de sus productos a corto, medio y largo plazo.
+ Adaptarse continuamente a un entorno cambiante, en el que todo está conectado.
+ Aumento de la predisposición y preferencia hacia sus productos y servicios.
+ Posibilidad de aumentar precios en relación a la competencia.
+ Mayor facilidad para extenderse a nuevas categorías de productos.
+ Incremento de la capacidad para la distribución de productos y servicios.
+ Mayor resistencia frente a las crisis y a la competencia.Incremento del sentimiento de pertenencia por parte de empleados.
+ Incremento de la productividad.
+ Mayor facilidad para captar talentos, partners e inversores.
+ Aumento del valor patrimonial.
Revisar la estrategia de marca con una periodicidad anual es lo mínimo que recomendamos para estar a la vanguardia en un mundo altamente competitivo. Renovar el enfoque no siempre es fácil, pero vale la pena el esfuerzo ya que resulta sumamente beneficioso a largo plazo.